domingo, 23 de diciembre de 2007

Standing Ovation

My inner voice speaks of nothing,
The same I’ve been trying to silence for years.
Write now! Right now!
No question about it,
No one will ever know,
And never sleep again.
I shall never speak of it
Cause right now, write now,
There’s nothing else but pride,
That empty container you throw out
On the coldest, longest night of the year
With alcohol, blood, and truth
Flowing through the canals of your body.

Some things are funny,
Others are just fucked up.
Sometimes I miss you cause I have no choice,
Sometimes I miss you cause I have no voice,
But rather a soft whisper that taunts me
With the insistent rhythm of possibility,
With the petty sound of a face that lingers on
Across the nameless minutes of a year to come.

I can’t clean, I can’t cook,
I can’t even read a decent book,
But I’m here …
And that’s more than I can say about you.
So fuck the tic tac,
Fuck the clap clap,
Keep your standing ovation
For someone that can take your crap.

viernes, 21 de diciembre de 2007

Verdad sin reto

En estos días he estado algo renuente a escribir, principalmente por ese ansiedad voraz de cubrir y recubrir el recurrente estilo teenage angst que parece fluir tan natural en mí. Pero ni modo… que fluya, pues.

Poco a poco van desapareciendo las cosas, poco a poco me voy quedando con menos. En un principio supuse que los vacíos se irían llenando solos, pero ahora me siento tranquila simplemente con pensar que es posible vivir en la conformidad de la pérdida.
Nunca había visto a nada morir. Durante algún tiempo escribí acerca de la muerte, pero jamás había escuchado un estertor. Me parecía mejor cuando sólo era una palabra y no el sonido penetrante y forzado en el que se convirtió. Hoy se murió uno de mis perros. Como todo, el dolor es relativo y entiendo que para muchos pueda ser algo sin tanta importancia, pero quien me conozca más a fondo sabrá que he tenido una relación más profunda con mis perros que con la mayoría de las personas a lo largo de mi vida. Llámese patología o simplemente rasgo característico, me da igual. De cualquier manera es algo más que pasó a formar parte de la lista de cosas que ya no son.
Una paralizante apatía toma el lugar de la angustia que me quedé esperando y que jamás llegó. Poco a poco me formo en la interminable fila de la casilla 34, de la casilla 12, de la 72, regreso de nuevo a la interminable fila de gente que tramita el fallecimiento de una posibilidad más y espera la papeleta arrugada que los autoriza a continuar buscando, a continuar perdiendo.
Debo estar en verdad muy distraída porque pierdo constantemente objetos, pierdo tiempo y personas, pierdo ideas que sólo vuelvo a encontrar en la casualidad, que emergen solitarias en la coincidencia. Me encuentro teniendo largas conversaciones con gente que ya no está y con personas que pretenden seguir estando, pero que se fueron desde hace mucho ya. Resultan más gratificantes que las que me ofreció la realidad en su momento.
Poco a poco van desapareciendo las cosas, poco a poco me voy quedando con menos, hasta que finalmente podré levantarme un buen día y decir… ya no hay más, esto es mi vida y nada más.