miércoles, 27 de agosto de 2008

Descripción

La silla de en medio es la más cómoda. El forro está sucio y agrandado. Cae sobre el respaldo como una camisa sobre los hombros de un enfermo. Todavía huele al perfume de antaño, el que se ponía mi abuela cuando iba a salir de noche. Es evidente que las otras dos sillas cumplen un propósito meramente estético, combinando sus colores ocre con la luz de mediodía que escurre por la ventana de enfrente. El espacio es pequeño, pero acogedor. La televisión, aún apagada, hace que los ojos se dirijan al centro del cuarto, conteniendo las miradas de años de expectante aburrimiento. En los pies descalzos se siente la vibración del refrigerador, que está justo en el cuarto de abajo, donde el piso se convierte en techo. El tapiz, aunque cambia, siempre es el mismo: una resina neutra que juega a resaltar las piezas que conforman la habitación. La casa es la misma, pero siempre cuenta una historia distinta. La calle es la misma, pero su historia cada vez se escucha menos, inundada por el ruido de más y más coches y personas que pasan sin siquiera notar que en esa casa hay, en algún cuarto, un sillón muy cómodo que huele a viejo.

domingo, 10 de agosto de 2008

When the shit hits the fan...

Es como si el objetivo fuera hacernos permanecer a través de los años y de las vidas, intactos, hasta que lo tomemos como cierto: una de esas verdades absolutas que no tienen cupo en un fragmento de espera. Y es como si no existieras, así que no importa si te quemas en la ceniza de la ceniza de lo que fuiste.
Por los siglos de los siglos, es cielo seguirá siendo un comercial de productos lácteos y beberemos Nescafé y Presidente entre seres desnudos y carnavales de días continuos y noches intermitentes.
Y con nuestra piel vieja, colgada, como globo sin aire, con nuestros dedos que no tienen nada que tocar, esperaremos incansables el momento en que nos llegue el arrepentimiento.

lunes, 4 de agosto de 2008

Welcome...

Welcome to the house where the prodigal son never came back,
to the wedding where we all drank water instead of wine,
to Lazarus’ funeral, where nobody asked him to rise and shine.

We can’t walk in water, but we can crawl through the ground.
Men hang from the trees, and women chant on their knees.
Ladies and gentlemen, keep up with me, please.

To your right, the place where Abraham killed his firstborn,
Where Job curses God whenever something goes wrong,
Where people with faith live in fear and despair,
And men with no soul smile to conjure a storm.

The tour stops here, where there’s nothing in sight.
We hope you enjoyed it, ‘cause there’s no way out.
You can’t die, you can’t cry, you can’t choose to be free,
But you’re free to choose how you want it to be.