Nota: todo lo descrito a continuación no sólo es verdad, sino que además es cierto.
Después se expandió el negocio a servicio de buffet. Íbamos a la cocina a hacer galletas y masas extrañas que sabían, básicamente, a sal.
La velada terminaba con otro de mis trabajos preferidos: organizadora de competencias olímpicas. Los perros/cocineros competían en adrenalinosas carreras por las escaleras. Había distintas modalidades: de espaldas, a gatas, de cojito. El ganador obtenía el gran trofeo: alguno de los cientos de juguetes de McDonald’s que estaban en mi librero.
Conforme crecí, mis trabajos variaron y mis compinches se hicieron cada vez más renuentes a cooperar. También llegué a laborar para la mafia infantil de los Kids Rateros y fui caníbal, espía y mi malévolo alter ego, Lunín (por cierto, el país de Lunín –aka, mi cuarto- tenía su propia moneda: los valiosísimos luni-dólares). ----- PIKIS MUSIÑO: seguro lo recordarás, jajaja.
Pensando en todo esto, no puede evitar preguntarme lo evidente: ¿Cómo chingados logré, de los 3 a los 6 años, hacer que diferentes hombres gatearan, cocinaran y corrieran de arriba a abajo en mis escaleras? Pero sobre todo, ¿a dónde coños se fue esa magnífica habilidad?
De cualquier forma, mi profesión preferida siempre será de domadora, por lo que abandonaré mi recién adquirida plaza en Televisa para dedicarme a esto de tiempo completo (aunque no tenga gafete).
INTERESADOS favor de dejar su nombre, edad y horarios disponibles en la sección de comentarios.
De cualquier forma, mi profesión preferida siempre será de domadora, por lo que abandonaré mi recién adquirida plaza en Televisa para dedicarme a esto de tiempo completo (aunque no tenga gafete).
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2 comentarios:
ya había olvidado los luni-dólares
Es moneda corriente, jajaja.
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